Escribir sobre ti, que no para ti, es ya una costumbre en mi día a día. Ya sea en un margen del cuaderno o irrumpiendo con un par de frases la explicación de las obras literarias del 98… ya en el comienzo de una historia que jamás verá un final o en los párrafos de desordenado encuentro que desecho en unas hojas rechazadas ya anteriormente, por el trazado de una aprendiz en las artes plásticas.
Un día, hace no demasiado, creí haberte hechizado… creí mi poder suficiente para mantenerte aquí, conmigo… es ahora cuando surge la desesperación y el impotente sentimiento de rechazo.
Te veo lejos, impasible, ausente a lo que siento por ti. Te noto distante, ya no siento tu esencia ligada a la mía, sólo la huella de atarme a un pasado que tuvimos en común. ¿Por cuánto se prolongará la punzante sensación que produces en mí?
Siento aún el calor de tu beso y de tu cuerpo ligado al mío, siento tu amor pero no puedo afirmarlo como real… Desligada de lo que un día vivimos, recordando…
* Encontré hoy estos párrafos en el escritorio de mi ordenador y ahora me sorprendo pues vi que sí tuvieron algo de sentido, los empiezo a mirar como si se trataran de pensamientos ajenos a los míos y qué curioso… no hace tanto que salieron de mí.